Golpea, simplemente golpea.

El címbalo de la ausencia está enmudecido
dejando constancia, rompiendo placentas,
que la muerte se avecina mientras te ausentas
de este mundo y estrobo una vez bendecido.

Grita… ahora y siempre.

Que la causa innegable de tu silencio
es la utopía maldita de la inmovilidad.
Ya que si algo se irá a la inmortalidad
es tu sumisión que hoy sentencio.

Levanta la cara y defiende tu vida.

Que nadie te humille ni te censure
pues tu libertad la han pagado mujeres
que dejaron de lado mil quehaceres
para que en este tiempo nada te apure.