Se queda adormecida mi sonrisa
en la bahía luz de su mirada,
caricia marinera ya amarrada
al puerto de su pecho y de su brisa.

Como alas de gaviota, es poetisa,
de la puesta de sol de mi almohada,
de la playa desierta y abocada
a la huella bravía por donde pisa.

Es musa de los mares del poeta
de las olas sureñas que bailando
desarman al torero de muleta.

Música de delfines navegando
sobre estela de albero y voltereta,
el sueño de un soneto recitando.