A tus manos arrugadas
les voy a hacer un monumento,
por tanto haber luchado
por tanto y tanto esfuerzo.
Con oro de mi corazón
para que el mundo contemple,
lo que una madre es capaz
de hacer por sus hijos siempre.
Con ellas me acariciabas
cuando sólo era un niño,
me mecías en tus brazos
con nanas de tu cariño.
Ahora también las tiendes
siempre que las necesito,
siempre que las necesito,
las arrugas de tus manos
son paño de amor bendito.
Por Rafael Llamas Jiménez ( España)
Precioso poema amigo gracias por compartirlo abrazos
ResponderBorrarGracias amiga por darle un lugar a mis sencillas letras en tu bello rincón. Te estoy muy agradecido. Un abrazo
ResponderBorrarRafael Llamas Jiménez
Es un honor tenerte aqui eres excelente poeta
ResponderBorrarPrecioso versos que hacen gala de un gran escritor,preciosos,un beso
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