martes, 8 de mayo de 2012

Bajo la luz de la Luna


 

Era un 14 de febrero y en un restaurante fino de Londres Yasiris esperaba por su novio, estaba ansiosa y soñaba con el momento que el le dijera: Te amo, me quiero casar contigo. Sería un momento grandioso y lleno de felicidad porque ella lo amaba tanto,como nunca antes había amado a nadie. Pero pasaron treinta minutos de la hora acordada y él no llegaba, lo llamó al celular pero no contestó. Se tomó una copa de vino a insistencia del mozo que la miraba con pena. Con unas ganas inmensas de llorar se iba a levantar de la silla pero creyó ver un reflejo, era el rostro de su novio que la miraba a través del cristal del restaurante. Le pidió la cuenta al mozo y salió apresurada del lugar, pero vio que él doblaba en la esquina corrió para alcanzarlo, pero la sombra nunca se detuvo y había desaparecido. Cualquiera que la viera pensaría que estaba loca pero su corazón no le mentía era él, ¿pero a dónde se dirigía?.

En el final de la calle había un muelle, el agua relucía y muchos barcos estaban anclados allí. La luna testigo de tantas historias de amor se erigía hermosa alumbrando las cálidas aguas. Ella caminó lentamente por el muelle esperanzada de encontrarlo, y si al final del muelle estaba él con la mirada hacia el firmamento. Ella corrió hacia él llamándolo pero él no se inmutó seguía con su mirada perdida.¿Que le pasaría? ¿Ya no la amaba y quería decírselo allí? Un miedo se apoderó de ella de solo pensar escuchar de sus labios que ya no la amaba sería un golpe terrible y no lo soportaría, en esos momentos prefería la muerte a enfrentar esa terrible realidad. Iba a retroceder cuando escuchó que él la llamaba, sintió un sobresalto en su corazón pero fue donde él, temblando no de frió sino de miedo. Vio en sus ojos un brillo inusual, ¿sentía miedo al igual que ella?-pensó.

Pero le dijo: “Amada mía , perdóname si te he echo llegar hasta aquí de esta forma, pero hasta el último momento tuve mucho miedo de enfrentar esta realidad que me atrapa el corazón, no pienses que soy un cobarde pero el amor nunca ha sido mi amigo, pasé mi vida buscando solo aventuras y nadie que me atara, pero llegaste tú
y todo cambió, mira hacia el cielo, vida mía”. Yasiris miró hacia el cielo y de repente luces artificiales hacían su presencia llenando de colores el firmamento y bajo esas luces el se arrodillo sacando un pequeño estuche que contenía una bella sortija y le dijo lo que ella anhelaba escuchar esa noche especial:Te amo, vida mía, ¿te quieres casar conmigo? No hubo momento más perfecto que ese encuentro y esa petición de amor, Yasiris había encontrado la felicidad en los brazos de su amado. Fin

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